Un hombre al que transportaba una ambulancia cae al suelo en el interior de un túnel. Pronto se da cuenta de que está atravesando un peligro incluso peor que la caida, y es que los coches pasan a su lado a gran velocidad. Algunos vehículos comienzan a parar para auxiliar al herido y ya por fin aparece la ambulancia por sentido contrario. Todo ésto ha ocurrido en Rusia, donde parece que hay que pensárselo dos veces si se necesita el traslado a un hospital, porque pueden dejarlo a uno en cualquier sitio insospechado y resultar una experiencia más peligrosa que la propia dolencia.